No sentarte a desayunar, tomar una taza de café parado, salir corriendo para llevar los chicos al colegio, ir a trabajar…. ¡Ya te sentís cansado y ni siquiera es el mediodía! Tomar otra taza de café, comprar un sándwich, comer en el escritorio frente a la computadora, volver a trabajar. ¿Ya son las 5 de la tarde? Dejar para otro día el gimnasio, volver a tu casa, comer las sobras del día anterior, ver TV e ir a la cama. ¿Te suena conocido?
Uno de los pasos indispensables para tener una vida sana es cuidarte. Y podés hacerlo simplemente cocinando comida saludable, un par de veces a la semana. Muchas veces subestimamos el poder de la comida casera. Es una oportunidad para elegir conscientemente lo que ingerimos, “bajar un cambio” y tomarnos un rato para nosotros, siendo creativos y disfrutando lo que estamos preparando.
Generalmente la gente dice: “quiero cocinar, pero no tengo tiempo”. El secreto es cocinar comidas sencillas. A continuación comparto unos consejos para que veas que cocinar puede ser divertido y simple, ¡solo hay que intentarlo!
Probá estas simples recomendaciones y prestá atención a cómo te sentís. ¿Notás que tenés más energía? ¿Bajaste de peso? ¿Te sentís más contento?
1. Tomate el tiempo
Comprometete a cocinar una cocina sana y casera dos veces por semana, durante el próximo mes.
2. Seleccioná las recetas y los ingredientes
Hacé una lista de los ingredientes que vas a necesitar.
3. Cociná las verduras
Cuando vayas al supermercado, cociná todas las verduras que compraste y guardalas en la heladera o freezer, así es más fácil organizarte cuando quieras preparar la comida.
4. Prepará snacks para no tentarte
Tené siempre preparados algunos snacks. Algunos ejemplos que no fallan contra los antojos o los “ataques de hambre”: semillas de calabaza tostadas con sal marina, semillas de girasol con azúcar mascabo, verdura pelada y cortada en la heladera, hummus o mayonesa de algún vegetal.
5. Cociná con tu familia
Cociná con tu pareja, hijos o amigos. Cocinar es una excelente actividad social para compartir.
6. Cociná el doble
Cuando prepares una comida, pensá en cantidades que dejen un resto para el almuerzo o cena del día siguiente. Esto elimina la opción de un almuerzo chatarra y además, vas a ahorrar dinero. Por ejemplo, si a la noche cocinás un wok de pollo con verduras, cociná pollo extra para usarlo en una ensalada al día siguiente.
7. Congelá
Si preparás, por ejemplo una ensalada de quinoa, cociná todo el paquete del cereal y congelá las porciones ya listas. Lo mismo podés hacer con el mijo, el arroz integral, porotos mung, pizza o tarta de mijo, etc.
8. Prepará una linda mesa
En vez de comer frente a la TV, o comer en la cocina, poné una linda mesa en el comedor y disfrutá en familia de la comida rica que acabás de preparar.